domingo, 24 de abril de 2011

33. Sin noticias del doctor Hermosilla

Vean lo que dice la Endocrine Web Home Page:

“Sistema endocrinológico
”La testosterona es la principal hormona masculina; se produce en las células de Leydig en los testículos, por influencia de la hormona luteinizante segregada por la hipófisis anterior. Estimula la aparición de las características sexuales secundarias masculinas: crecimiento de la barba y vello púbico, desarrollo del pene y evolución de la voz hacia un tono mas grave”.


Secundarias. Características secundarias.

“Testículos. Son cuerpos ovoideos pares que se encuentran suspendidos en el escroto.
”Páncreas. La mayor parte del páncreas está formado por tejido exocrino que libera enzimas en el duodeno. Hay grupos de células endocrinas, los Islotes de Langerhans, distribuidos en todo el tejido que secretan insulina y glucagón”.


¡Glucagón!
Sólo eso me faltaba.

El amanecer me sorprendió dormido frente al teclado de mi computadora. Había pasado la noche prácticamente en vela. Apenas conseguía conciliar el sueño aparecía en el Dark Site practicando sexo oral con un una gallina de Guinea.
Al fin desistí de dormir. Fui hasta la cocina, preparé un termo de café y me senté frente al teclado. Configuré mi explorador para navegar anónimamente y patrullé el mundo del crimen. Me había convertido en un vigilante voluntario, como Batman.
Esto carecía de sentido. Bruno Díaz era un homosexual multimillonario. A mí apenas si me quedaban ahorros para afrontar dos meses de alquiler. Después, ya saben: Rolo y su Mágnum.
De algún extraño modo me sentía más cerca del Hombre Araña, lo que no me tranquilizó, en absoluto. Se trata de un superhéroe muy conflictuado a quien todo le sale para el carajo. Sus trastornos glandulares son más que evidentes. Es huérfano y tiene problemas económicos. Y un jefe tiránico y maligno.
Somos casi almas gemelas.

De pronto me sorprendí preguntándome si también él habría matado a sus padres.

Esto no era justo. No había visto a mi madre en años. Y papá ya estaba muerto cuando golpeó contra la maceta. Si ni siquiera sangró.
Pero la odiosa acusación de Aníbal había revivido en mi interior un adormecido sentimiento de culpabilidad, esa horrible sensación de ser el responsable de la debacle familiar.
¡Y se decía mi amigo!
Durante años vino a tomar la leche a casa. Mientras mamá conservó algún contacto con la realidad, había sentido pena por Aníbal, el hijo de la señora de anteojos oscuros que trabajaba en el centro. Cuando jugábamos a la pelota en la vereda y mamá se asomaba a la puerta para anunciar que la leche estaba lista, siempre buscaba a Aníbal con la mirada y mediante una seña lo invitaba a compartir mi pan con manteca.
Mi pan con manteca.

No vayan a creer que alguna vez sentí celos: Aníbal era mi amigo y de algún modo el cariño que le prodigaba mamá también caía sobre mí. Por ejemplo, cuando estaba Aníbal, había dulce de leche.
¡Quién hubiera dicho que me traicionaría de esta forma! ¡Y con Sara, la esposa de Libermann!

Uno de los factores que siempre –hasta que lo vi en televisión– me hicieron sentir más cerca del género humano que Libermann, fue mi amistad con Aníbal. Y ahora venía a descubrir su doblez, su falsedad, su hipocresía. Aníbal había comenzado a venir a casa por la leche. Y siguió haciéndolo luego por Elena.
Me gustaría que la hubiese visto, ya desde chiquita, sentada en las rodillas de papá, preparando el estallido de su sistema cerebro vascular. Ella lo mató, la víbora.
La víbora y Aníbal: tal para cual.

Había salido del mundo del crimen casi sin darme cuenta, llevado por impulsos interiores. Abría ahora la página de la compañía telefónica. Ni rastros de Aníbal. Sin embargo, tenía teléfono. Él mismo lo había dicho.

Sentí un vahído. Mi cabeza daba vueltas y comencé a caer al vacío. Las luces de los automóviles eran pequeños haces rojizos. El viento hacía zumbar mis oídos. Caía al vacío, planeando en círculos. Miré hacia arriba. Un gordo con una mancha de tierra ensangrentada en la cabeza me miraba acodado en un balcón, con los ojos y la boca muy abiertos. Seguí cayendo mientras una sombra emergía junto al gordo. Tenía una remera ceñida que resaltaba los pectorales y un bulto en la entrepierna. Parecía Rolo, pero era Aníbal. Lo supe al instante.
Aníbal apoyó el cañón de su Mágnum contra la cabeza del gordo. “¡Iiiiii!”, escuché cuando la cabeza estalló como una ciruela podrida.

No sé cuanto tiempo estuve en el piso. Cuando abrí los ojos todavía era de noche. El protector de la pantalla era un enredo de cañerías. Enderecé la silla y me acomodé frente a la computadora. La página de la telefónica seguía abierta.
Busqué Hermosilla. Había varios. Resalté “Hermosilla, Jorge R. Med” y conecté el teléfono. Respondió un contestador automático. Dejé un mensaje rogándole que me llamara.
Colgué, pero no volví a la red. Permanecí aguardando la llamada de Hermosilla hasta que me sorprendió la salida del sol. Cuando abrí los ojos lo primero que recordé fue el mensaje de Aníbal en el contestador de Sara Libermann.
Me vino una bronca…

Para tranquilizarme, entro en el banco de semillas sensitivas

Silver Pearl
Interior/Invernadero
Ganadora de la Copa Sativa/Indica 96
Madre de la famosa Silver Haze, ahora a la venta como estirpe.
Híbrido formado por Early Pearl, Skunk #1 y Northern Lights. Es más rápida y de sabor más dulce que la Shiva Skunk. De excelente rendimiento en interior e invernadero, exhibe la resina opaca característica de Northern Lights #5 y la dulzura y el amplio cáliz de la Early Pearl/Skunk.
Una de las favoritas de este banco de semillas.
Floración: 45– 50 días.
Altura: 100-125 cm.
Cosecha: 100 gr.
Floración en invernadero: fin de septiembre.
Cosecha en invernadero: 500 gr.
Art No 2303
125 fl.


La dulzura y el amplio cáliz...
Siento otro vahído. Las paredes giran a mi alrededor. Mis dedos se cierran con suavidad en torno al mouse.
Siento en mi cuello la cálida respiración de la señora López Vázquez. Sus labios se entreabren dejando ver una pareja hilera de dientes entre los que asoma la sonrosada y ávida lengua de la oficial Quintana.
Me dejo caer, me dejo caer, hasta que veo al Hombre Araña avanzar hacia mí sosteniendo en sus manos un descomunal instrumento de penetración.
Reacciono a tiempo y con un rápido impulso alcanzo a apagar el cpu.
Clic.

1 comentario:

  1. Muy zarpado... el Dr. Hermosilla me encanta,pero no aparece... y Cherasny, qué decir? él será muy feliz siendo un mamarracho estético... Saludos

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